Observó como el cuerpo de la otra elfa caía desde el balcón, con una flecha incrustada en el pecho. A pesar de que ella misma se lo había pedido, pues no tenía escapatoria posible, Yshe sintió un peso enorme en su conciencia.
Cerró los ojos con fuerza y giró la cabeza hacia un lado para no ver como el cuerpo impactaba contra el suelo, aunque pudo oír el golpe, seguido de los aullidos de regocijo de los centenares de no-muertos que comenzaban a devorar el cuerpo sin vida de aquella pobre desgraciada.
Yshe evitó mirar hacia ese lugar, y desvió sus ojos hacia el centro de la capital del Alto Reino. Todo cuanto veía era fuego y densas nubes de humo. El hedor de la muerte lo infestaba todo y se mezclaba con los gritos agónicos de los que trataban de huir de aquel ejército profano.
Sintió un dolor tan…
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