Abisal deforme
El ritual para invocar a un abisal es complicado y falla a menudo. Cuando se produce un fracaso, suele quedar un trocito del demonio que hierve con una combinación de furia demoníaca latente y desesperación ante su propia disfunción. Los antiguos campos de batalla están repletos de piedras así.
Camisote Dientejauría
Una enorme pieza de armadura de torso de «malla». Hecha por completo con dientes de canes demoníacos. Las puntas de los dientes miran hacia arriba y hacia dentro, lo cual hace que sea imposible quitarse la armadura una vez puesta; es decir, imposible quitársela sin que quien la lleva se desgarre la carne.
Taza de diablillo
Los diablillos también tienen que beber y la mayoría prefiere llevarse su propia taza. Algunos teorizan que una antigua raza con características de diablillo veneraban a sus vasijas como algo sagrado y parte de ese ritual se conservó después, incluso, de que laLegión Ardiente les lavara el cerebro.
Orbe de caos interior
No todos los demonios se aclimatan fácilmente al caos: a algunos les cuesta adaptarse a las costumbres de la Legión Ardiente. Los que lo conseguían solían llevar un orbe encantado que invocaba la ira que se espera de cualquier buen demonio. Se desconoce cómo se fabricaban los orbes y quién los hacía.
Crónica de piel despellejada
Las distintas razas de demonios exhiben distintos comportamientos entre batalla y batalla. Los súcubos, por ejemplo, tienden a llevar detallados diarios de sus actividades diarias. Sus informes son a menudo escabrosos, casi siempre grotescos, y solían escribirse en un «papel» hecho con la piel de un enemigo o prisionero.