Historia de Azeroth

El último Guardián

45 AÑOS DEL PORTAL OSCURO

Lejos de Ventormenta, el Concilio de Tirisfal continuaba su incansable caza de la Guardiana renegada Aegwynn. leadas de infatigables Tirisgarde recorrían el mundo buscando a Aegwynn para castigarla por su desobediencia.

Aegwynn, sin embargo, permanecía a salvo en su sagrario construido en las ruinas sumergidas de la antigua Suramar. Solo emergía en contadas ocasiones para caminar por el mundo exterior. A veces, entraba en contacto con el Concilio de Tirisfal y observaba sus actividades. Para su desespero, descubrió que sus injerencias en la política se habían vuelto más agresivas y preocupantes. El Concilio de Tirisfal estaba involucrado en la manipulación deliberada de estados.

Durante una de esas salidas, Aegwynn conoció a Nielas Aran, uno de los Tirisgarde más implacable y tenaz jamás conocidos. Persiguió a la Guardiana durante meses, empleando sus artefactos mágicos para neutralizar su magia y dificultarla sus intentos de huida.

Estos violentos encuentros se convirtieron en un juego del gato y el ratón entre Nielas y Aegwynn. Durante sus repetidos duelos, ambos contendientes atacaban y retrocedían, analizando los puntos fuertes y las debilidades de su adversario. Para sorpresa de Aegwynn, la Guardiana descubrió que Nielas también recelaba del Concilio de Tirisfal. Era consciente de las maquinaciones políticas del consejo y no las veía con buenos ojos.

Nielas se dio cuenta de que Aegwynn no era la rebelde traicionera que el Concilio de Tirisfal describía. A medida que descubría las motivaciones de la Guardiana, empezó a simpatizar con su lucha. Además, Nielas percibió que Aegwynn también luchaba contra algún tipo de oscuridad interior. Pero, a pesar de su pericia y conocimiento, no podía saber que dicha oscuridad era en realidad la presencia latente de Sargeras. Para ayudar a Aegwynn a superar su dolor, Nielas depuso sus armas y abandonó su búsqueda.

Poco después, un inesperado amor nació entre los dos antiguos enemigos. Ambos aceptaron colaborar para evitar que el concilio de Tirisfal tomara el control de un nuevo Guardián. Consciente de que no podía conservar el manto de Guardiana indefinidamente, Aegwynn propuso una solución a Nielas: ambos concebirían un hijo que heredaría los poderes Tirisfal de Aegwynn. Solo entonces surgiría un nuevo Guardián libre de las manipulaciones del Concilio de Tirisfal.

Nielas aceptó con presteza, pues consideraba que así Aegwynn se redimiría. Si no conseguía eliminar la oscuridad de su interior, quizá procrearía a un heredero libre de sus cargas personales.

Con el tiempo, Aegwynn dio a luz a un hijo. Lo bautizó como Medivh o <<Guardián de los Secretos>> en el idioma de los elfos nobles. El infante poseía una afinidad mágica increíble, un don natural heredado de sus padres. Aegwynn también traspasó sus poderes al espíritu del chico, donde permanecerían en letargo hasta que Medivh alcanzara la madurez.

Algo más oscuro, no obstante, residía en Medivh: el espíritu durmiente de Sargeras se retorcía en el alma del niño. Sin que Aegwynn se diera cuenta, el señor demoníaco poseyó al niño mientras se gestaba en su vientre.

Aegwynn y Nielas buscaron con ahínco un buen lugar para criar a Medivh. Al final se establecieron en Ventormenta debido a su remota ubicación y a sus pocos vínculos con Dalaran y las naciones del norte. Una vez allí, Nielas se convirtió en el conjurador de la corte real de Ventormenta.

Una vez asegurado el futuro de su hijo, Aegwynn dejó a Medivh al cuidado de Nielas, ,quien se encargaría de educar al niño y de enseñarle las artes arcanas hasta que asumiera el manto de Guardián. Aegwynn abandonó Ventormenta y renunció a sus poderes de Guardiana. Ls largos siglos se habían cobrado su precio y Aegwynn ya no podía soportarlo más. Aunque Aegwynn desapareció de la faz de la tierra, siempre cuidó de su hijo desde la lejanía.

El oficio de Nielas como conjurador oficial de la corte implicaba que Medivh también formaba parte de la corte real. Durante su infancia, Medivh pasó mucho tiempo en compañía de dos otros niños notables: Anduin Lothar, descendiente del linaje Arathi, y Llane Wrynn, príncipe de Ventormenta. A pesar de us amor por las travesuras y la aventura, los habitantes del reino adoraban a los tres chavales.

Medivh apreciaba sobremanera su amistad con Anduin y Llane, pues le permitía escapar de vez en cuando a las intensas enseñanzas de Nielas. Aunque Medivh era un gran practicante de las artes arcanas, su padre pocas veces lo elogiaba. Era un mentor frío e inflexible que siempre empujaba a su hijo a alcanzar cotas más altas. Al final, Nielas reveló a Medivh el motivo de su estricto entrenamiento. Le habló del Concilio de Trisfal, del linaje de los Guardianes y de la herencia secreta de Medivh. Según Nielas, un día el chico asumiría el rol de Guardián, y entonces el destino del mundo descansaría sobre sus hombros.

La presión de su destino y las agotadoras lecciones atormentaban la mente de Medivh. La incipiente ansiedad se tornó en catástrofe cuando el chico alcanzó la madurez. En la víspera de su decimocuarto cumpleaños, la tensión activó sus poderes latentes de Guardián. El joven se vio asaltado por febriles sueños mientras las emergías Tirisfal aullaban en su interior, ansiosas por liberarse.

Desesperado, Nielas trató de ayudar a su hijo, pero los poderes descontrolados de Medivh terminaron por matar a su padre. Seguidamente, el chico cayó en un profundo coma. Permaneció inconsciente durante años en la Abadía de Villanorte de Ventormenta, bajo los cuidados clérigos de sus amigos Anduin y Llane.

221px-Chronicle_KarazhanCuando Medivh despertó, el mundo había cambiado a su alrededor. Llane se disponía a suceder a su padre, Barathen, como rey de Ventormenta. Anduin Lothar era ahora caballero del ejército de Ventormenta. A medida que Medivh se aclimataba a su nueva vida, aprendió a controlar el poder que residía en su interior y decidió emplearlo para proteger el mundo del mal. A pesar del extraño coma que había experimentado, su estado parecía normal. Además, él tranquilizó a los clérigos al asegurar que se sentía bien.

El propio Medivh desconocía que Sargeras continuaba oculto en su alma, retorciendo sutilmente cada pensamiento y acto del chico con un propósito mucho más oscuro. Finalmente, el titán caído había encontrado el instrumento perfecto para desencadenar una nueva invasión de Azeroth por parte de la Legión.

Ref: Crónicas Volumen 1. Pag. 161-162

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