Historia de Azeroth

El Exilio de los Altos Elfos

7.300 AÑOS ANTES DEL PORTAL OSCURO

En los siglos posteriores al Hendimiento, los Altonato supervivientes trataron de integrarse en la nueva sociedad élfica, pero muchos tuvieron dificultades. Irresistiblemente, se veían tentados por la magia Arcana, a pesar de las estrictas leyes que prohibían la hechicería.

Con el tiempo, muchos de ellos recibieron repetidos avisos para cejar en su empeño de interferir con los poderes sobrenaturales. El castigo para los reincidentes era la muerte. No obstante, a pesar de ese terrible castigo, los Altonato eran incapaces de parar. La tentación de las energías arcanas era demasiado intensa como para ignorarla.

Vaanel_Dath'RemarUn venerado elfo Altonato llamado Dath’Remar Caminante del Sol se revelaba ante las cadenas que lastraban a su gente. Incluso llegó a proclamar que la magia Arcana era un derecho natural de los Altonato y los que la temían no eran más que cobardes. Él y sus seguidores pronto empezaron a practicar las artes arcanas de forma abierta, desafiando así al resto de la sociedad de los elfos de la noche a actuar.

Para Dath’Remar y los de su casta, la magia Arcana era más que un acto de rebelión. Ellos siempre habían creído que el destino de los elfos era la grandeza. Aunque no condonaban completamente las maldades de Azshara, creían de corazón que la sociedad de los elfos de la noche podía convertirse de nuevo en un gran imperio. Pero, para lograrlo, sería necesario revivir el estudio y la práctica de los poderes arcanos.

El temerario desafío de los Altonato fue tan repentino como sorprendente. Al final, los elfos de la noche fueron incapaces de ejecutar a tantos de sus hermanos y hermanas. En vez de eso, expulsaron a los Altonato del Monte Hyjal por siempre jamás. Dath’Remar y sus seguidores fueron exiliados y perdieron su acceso a las energías del Pozo de la Eternidad.

LA DINASTÍA CAMINANTE DEL SOL

 

Dath’Remar Caminante del Sol descendía de un largo linaje de Altonato ilustres que siempre sirvieron al trono de los elfos de la noche. Su nombre era una singularidad entre una raza de adoradores de la luna. Los ancestros de Dath’Remar escogieron <<Caminante del Sol>> como símbolo de su predilección por abrirse camino en lo desconocido, romper con las expectativas y buscar la grandeza sin preocuparse del miedo o los recelos. Al igual que sus audaces progenitores, Dath’Remar continuó esta tradición con orgullo.

La mayoría de los Altonato aceptaron felizmente el castigo. Por fin eran libres de las estúpidas restricciones de los otros elfos de la noche. Liderados por Dath’Remar, los exiliados construyeron una flota de poderosos navíos y se hicieron a la mar, abandonando Kalimdor en busca de nuevas tierras más allá de la tormentosa Vorágine. La determinación de los Altonato se vio recompensada cuando, unos pocos años más tarde, tocaron tierra en un nuevo continente. Esta región, repleta de exuberantes bosques y vida animal, sería conocida algún día como Reinos del Este.

Los Altonato caminaron durante meses hasta establecerse en un lugar marcado por una enorme escultura de una extraña mano de plata. Las primitivas tribus humanas nativas conocían a esta tierra como Tirisfal. Al principio, los humanos mantuvieron las distancias pero, con el paso del tiempo, les hablaron de un valiente guardián de piel metálica llamado Tyr, que sacrificó su vida milenios atrás para derrotar a un monstruoso enemigo en Tirisfal.

Ciertamente, los Altonato percibieron en la tierra potentes energías mágicas, energías que los primitivos humanos eran incapaces de detectar. No era el Pozo dela Eternidad, pero la persistente presencia sobrenatural intrigaba a los practicantes de las artes arcanas. Algunos elfos sugirieron que, con el tiempo, podrían desentrañar sus secretos y restaurar su gloria perdida.

 Además, el tiempo les apremiaba. Tras su exilio del Pozo de la Eternidad, los Altonato empezaban a notar los efectos del envejecimiento y la enfermedad. Su piel perdió su lustre violáceo y su estatura se encogió progresivamente. Muchos de ellos temían que los efectos empeoraran con el tiempo.

 Liderados por Dath’Remar, los Altonato construyeron una nueva vida en Claros de Tirisfal. Durante un tiempo, vivieron en paz y disfrutaron de su independencia. Pero, al explorar las fuerzas mágicas latentes de su nuevo hogar, descubrieron trazas de energías oscuras. Estos poderes sombríos enloquecieron a algunos de los Altonato. Alegaban que los humanos habían construido sus asentamientos sobre las líneas Ley más poderosas de la región. Por tanto, los Altonato tendrían que obligarlos a trasladarse… o incluso conquistar a las primitivas criaturas.

 Dath’Remar se opuso. No tenía deseo alguno de iniciar una guerra contra una gente que no suponía una amenaza para los elfos. El sabio líder también había percibido las energías malignas que emanaban de la tierra y sospechaba que podían ser el origen del repentino brote de locura y beligerancia que afligía a su pueblo.

 Finalmente, Dath’Remar tomó la decisión de abandonar Tirisfal para evitar un estallido de violencia y desgracia. Decidió que los elfos establecerían su nuevo hogar en el norte. Los exploradores de Dath’Remar habían descubierto una tierra de bosques frondosos y poderosas energías Ley. Los agotados Altonato partieron de nuevo hacia el norte, adentrándose en lo desconocido para alcanzar esta nueva tierra.

Ref: Crónicas Vol. 1: Pag. 117-119

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